Minerales y rocas

OJO DE TIGRE



Poco difundida hasta mediados de los años sesenta, en la actualidad el “ojo de tigre” es seguramente la gema con efecto tornasolado más utilizada; su fama, además, es parecida la del crisoberilo “ojo de gato” (cimofana) y a la del cuarzo “ojo de gato”, un cristal que contiene particulares inclusiones responsables del tornasolado. El ojo de tigre, además, aun teniendo una composición cuarzosa es, en realidad, una roca formada por un agregado de cuarzo y silicatos fibrosos. Tallado en superficie curva, manifiesta un discreto tornasolado con reflejos pardo-dorados. También es digno de mención el brillo sedoso de esta piedra preciosa, que aparece concentrado en bandas paralelas alternativamente reflectantes según las inclinaciones del mineral.
El ojo de tigre es un material con una estructura de tipo fibroso; se presenta en forma de láminas decimétricas, delimitadas por superficies paralelas rectilíneas u onduladas. Las fibras, también paralelas entre ellas, están dispuestas perpendicularmente a las superficies de separación entre las láminas. El color de la piedra preciosa está distribuido en bandas alternas, amarillas, pardas o doradas, con brillo típicamente sedoso.
La composición es predominantemente silícea, en forma de cuarzo fibroso pseudomorfo (o bien que ha sustituido un mineral preexistente manteniendo la estructura) de un anfíbol azulado conocido como crocidolita, variedad fibrosa de la riebeckita, un anfíbol que cristaliza en el sistema monoclínico, silicato de hierro y sodio. La coloración deriva de la oxidación e hidratación del hierro divalente, presente originariamente en el anfíbol, y es por tanto debida a la diseminación entre las fibras de microscópicas partículas de hidróxido férrico amarillento (limonita). En el caso en que este proceso de oxidación no se produce durante la alteración del anfíbol y su transformación en sílice, el color permanece con tonos azulados y el material adquiere el nombre de “ojo de halcón”.
Calentando el ojo de tigre es posible transformar las pequeñas partículas limoníticas en hematites rojizos y obtener un material rojo denominado “ojo de buey”. No obstante, el ojo de tigre puede ser tratado posteriormente con blanqueantes al cloro o con ácido clorhídrico, de forma que su coloración se vaya aclarando hasta un gris débilmente amarillento o verdoso: en este caso el material se parece al apreciado cuarzo tornasolado.
El ojo de tigre es el resultado de la pseudomorfosis del cuarzo sobre un anfíbol con estructura fibrosa. Este fenómeno puede producirse debido a una completa alteración del anfíbol y a una sucesiva recristalización de la sílice residual, o bien por la misma silicificación del agregado anfibólico ligada a la circulación de aguas saturadas en sílice a baja temperatura.
En la República de Sudáfrica, al oeste de la ciudad de Kimberley. Se encuentra el principal yacimiento de ojo de tigre, mientras que otras localidades con importantes yacimientos se encuentran en Australia occidental, Birmania, India, California (E.U.A.) y Brasil.
El ojo de tigre es tallado en cabujón para hacer resaltar el tornasolado, o bien es utilizada para obtener pequeños objetos ornamentales y camafeos. La talla y el pulido se realizan siempre paralelamente a las fibras.
El ojo de tigres se diferencia de las otras gemas con efecto tornasolado como el crisoberilo, las turmalinas, el cuarzo y el apatito por su coloración en bandas claras y oscuras alternas. Algunos materiales compuestos por fibras vítricas dispuestas de forma regular pueden imitar muy bien el ojo de tigre.

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